sábado, 24 de agosto de 2013

Feel real

Una sonrisa, una sonrisa que te envuelve y te atrae como la madera al fuego, sientes calor en tu espalda mientras sus dedos se apoyan suavemente sobre la tela de tu vestido y sus labios se posan en tu mejilla, delicadamente.

Un susurro en tu oído que hace que te tiemblen las rodillas, notas su aliento sobre tu cuello y sonríes ante su comentario, le acaricias el brazo, y dejas tu mano apoyada en él, te acercas y saboreas tu bebida, vuelves a centrar tu atención en él, mojándote los labios con la lengua.

Una mirada, profunda, cristalina y brillante, de pestañas tan largas que se enredan con las tuyas, haciendo que el río desemboque en el mar, perdiéndose en la corriente.

Una caricia, su piel contra tu cuello, mientras habla vivaracho, te pierdes en sus palabras como si de un buen libro se tratase, ruedan por tu piel como lo hacen sus dedos por tu cintura, son como música para los oídos.

Un ‘sí’, sí a que su aliento se mezcle con el tuyo, a que sus labios quieran ser parte ti, sí a que no deje de hacerte estremecer bajo sus manos, bajo su mirada, a que su pelo se enrede entre tus dedos y su sonrisa choque contra la tuya, sí a que su voz resuene en tus oídos y tu risa tintinee en los suyos…


Un ‘no’, no a tener que separarse y olvidarse de todo, un no a volver a su vida como si nada, un no  a que no sea real, un no a preguntarse, ¿porqué no puedo tenerlo?

domingo, 11 de agosto de 2013

Where have you been?

Sus piernas corrían, corrían sin pausa a un ritmo desesperado, el vestido se le enganchaba en los tobillos a cada paso antes de que se lo cogiera con ambas manos y siguiera zigzagueando por aquel laberinto de arbustos enormes. Tenía que estar cerca, lo sentía, lo sentía como nunca antes lo había sentido…

La gravilla crujía bajo sus apresuradas botas, iba apartando con desesperación a cada persona u objeto que se cruzase en su camino, no tenía tiempo de esquivarlos, debía darse prisa, continuar corriendo, centrarse en buscar, en seguir su instinto. Se adentró en aquel verde laberinto porque lo sentía, lo sentía como nunca antes lo había sentido…

Recorrían aquel interminable pavimento enredado, tropezando, yendo por caminos sin salida, magullándose… Era como si nunca fuesen a salir de ahí, no había un camino que llevara al otro lado.
El sol comenzó a ponerse, y la desesperación afloró…

Un grito de rabia resonó por los pasillos de aquel entresijo natural, el eco llevó su voz mucho más allá… Estaba cerca.
Siguió la voz grave como si fuese una dulce nana, captó el tintineo en su cabeza y corrió, corrió más si cabe, que antes.

Chocó contra un arbusto, y gritó de rabia, dónde estaba, quería salir de allí como fuera, necesitaba llegar al otro lado.

Corrió, corrió llevándose por delante todas las ramitas y paredes que no la dejaban ver por dónde iba, tenía el pelo en la cara y casi no veía, le faltaba el aliento, pero siguió corriendo, corrió hasta que se chocó contra algo que casi la hace caerse de espaldas, aquello no era un arbusto.

Llegó a una pequeña placita con una fuente, debía ser el centro de aquello, o eso quería creer, y si era así, ya estaba más cerca del otro lado. Echó a correr de nuevo por uno de los caminos, el aliento ya le empezaba a faltar, pero siguió corriendo, corrió hasta que se chocó de nuevo contra algo, pero aquello no era un arbusto…
Unos ojos verdes lo miraban muy abiertos, lo miraban ansiosos y sorprendidos, la chica se aclaró la garganta y se peinó un poco.

- ¿Dónde has estado?- atinó a decir con la respiración entrecortada.


Y él sonrió, sonrió de medio lado haciendo que el laberinto desapareciera bajo sus pies y el mundo fuese solamente suyo…





Inspiración: Rihanna - Where Have You Been

sábado, 3 de agosto de 2013

Midnight Sun

- No deberías hacer eso.
- ¿El qué?- la chica lo miró con una sonrisa mientras giraba la punta de la navaja sobre la yema de su dedo índice.
- Jugar con objetos que no sabes el daño que pueden causar.- él se levantó de su butaca y fue andando despacio hacia ella.
- Tranquilo, sé cuidarme solita.- dijo muy segura de sí mientras daba un par de vueltas a la navaja con movimientos gráciles de su muñeca.
- ¿Estás segura?- el chico estaba de espaldas a ella, agarrándola por la cintura con brazo y con la otra mano sujetando la navaja sobre su cuello.
La pelirroja se pegó más al cuerpo del alto y torció la cabeza para que no le rozara con el filo. Él posó sus labios sobre el cuello de la chica y los paseó por donde quiso, cuando los apartó dejo una sonrisa de medio lado sobre su piel. Retiró con delicadeza la navaja y soltó ligeramente el amarre de su brazo sobre el cuerpo de ella.
La chica se giró y apoyó los brazos sobre el pecho del peliverde, lo miró con cara de niña buena y se acercó a besarle. Sus labios se encontraron con algo de impaciencia, pero el beso fue lento, saboreando cada ápice de todo lo que contenía esa bomba de relojería.  La chica se apartó un poco quedándose apoyada con su nariz en la de él, acercó los labios de nuevo a los del chico y le mordió el labio superior atrayéndolo hacia ella, él la apretó contra sí besándola de nuevo, sonrió y se apartó de ella con delicadeza, dejando que se apoyara totalmente en el suelo ya que la había dejado de puntillas echada hacia él.
La chica dio un par de saltitos al llegar al suelo y se mordió la punta del dedo pulgar mirándole desde abajo mientras pestañeaba con inocencia.
- Pudding, ¿me dejas que haga una cosa?- dijo acercándose a él mientras le cogía del borde de la camisa.
- ¿Qué está maquinando esa pequeña cabecita?- la dio dos golpecitos suaves con el puño cerrado por encima de la frente. Ella sonrió mordiéndose el labio inferior.
- ¿Me dejas que te tiña?- dijo la chica tocándole el pelo tiernamente.
- Eh, no…- negó con la cabeza algo confundido.
- Porfi…- hizo un pucherito apoyándose en su pecho mientras se alzaba sujetándose sólo con una pierna.
Él la miro con la ceja alzada y después suspiró.
- El morado seguro que te queda bien.- sonrió satisfecha.
- ¿Morado?
Ella asintió varias veces seguidas con la cabeza mientras sonreía haciendo que sus mejillas sobresaliesen más de la cuenta.
El chico la acarició la mejilla con el dedo pulgar y sonrió.
- Te hará juego con el traje.- dijo alzando la cabeza ligeramente mirándole fijamente con aquella mirada que hacía que su mundo se retorciera cayendo rendido a sus pies.
La devolvió la mirada, les encantaba hablar sin pronunciar palabra. Ella se alzó un poco para llegar a sus labios y le beso suavemente, sonrió al apartarse lentamente, él la dio un beso en la nariz y dejó que volviera al suelo.
- Harley, no te pases.- dijo el chico suspirando indignado por lo que le deparaba el experimiento que quería hacer la pelirroja.
La chica se giró a mitad de camino y le guiñó un ojo juguetona, siguió andando en búsqueda de lo que necesitaba para ponerse manos a la obra.


La chica terminaba de esparcir el tinte sobre el pelo de él, con sumo cuidado, casi parecía que estuviese tratando de no romperle, sus dedos se entremezclaban con el tinte y el pelo húmedo con extrema delicadeza, hasta que le dejó en la coronilla todo el pelo amontonado para que no se le manchase la cara, dando por concluida su tarea de peluquera.
Se agachó cerca de la oreja del chico, dándole un beso en el cuello, justo debajo del lóbulo. Bajó su mano por la nuca de él y se deslizó hasta sentarse en su regazo, con un movimiento casi felino se había colocado frente a él. Le dio un beso cerca de la nariz, luego otro cerca de la barbilla, justo en la mandíbula, le acarició con la punta de la nariz hasta llegar a la barbilla y se separó sonriendo, acercó el dedo índice a la mejilla del chico dando un pequeño toque de color a su palidez, su risita resonó en el ático.
- Me gusta.- le miró con admiración y después le besó.
Él la acarició el cuello y la apretó contra su boca desde la nuca. Cuando la chica se apartó una mancha de morado la teñía la nariz. Le miró sacando morritos.
- A mi también…- dijo divertido.
Y antes de que la chica pudiera decir nada las dos manos de él estaban sobre su pelo, llenas del tinte que había sobrado.
- No, no…- se intentó levantar pero él la agarraba fuertemente mientras se reía.
Cuando la soltó la miró observando qué tal había quedado su obra de arte.
- Mmm, a lo mejor con un poco de verde…
- ¡Ni se te ocurra!- levantó un dedo poniéndolo entre ambos, de forma autoritaria.
- Bueno, así estás muy bien, también harás juego con mi traje.- se rió él.
- Maldito Joker…- bufó la chica, aunque en realidad no estaba en absoluto enfadada, y él lo sabía.
El chico sonrió y la dio un toquecito en la barbilla haciendo que la chica le mirara quitando esa pose, y sonriéndole.
Se acerco a darla un beso suave en la mejilla, sonriendo.



El sonido del secador les estaba dejando medio sordos ya, jugaban como dos críos con el aire que desprendía el aparato haciendo de su pelo una maraña alborotada, ella más que él. Sus risas se oían por encima del ruido del ventilador, dando a conocer al mundo que no podían pararlas. El chico se paró frente a ella para peinar el pelo encrespado que se le había quedado, apagando el secador. Pasó sus dedos entre su pelo con delicadeza, colocando cada mechón en el sitio donde tenía que estar, se mordía el labio inferior por dentro mirándola embelesado. Cuando la terminó de peinar ladeo la cabeza y sonrió de medio lado mordiéndose el labio, se echó hacia atrás y se sentó en la taza del váter, mirándola satisfecho.

La chica se miró de reojo en el espejo, viendo su pelo morado y rojo, no le había quedado tan mal, la verdad es que la gustaba bastante, sonrió yendo hacia él, pasó sus dedos entre el pelo brillante y morado del chico, haciendo que el flequillo se fuera hacia atrás, dejándole la cara bien visible, cuando llegó al borde del pelo, lo agarró con algo más de fuerza e hizo que él llevara la cabeza hacia atrás, mirándola desde abajo, ahogando un gemido en su garganta, ambos sonrieron. La chica se acercó a él besándole, lento, pero cargado de deseo. El baño comenzó a arder poco a poco, las llamas violáceas, anaranjadas y rojas recorrían toda la habitación, subían hasta el techo formando una pared de fuego, llenando la habitación de un calor insoportable, insoportable excepto para las dos personas que estaban allí en medio del sol, del sol de medianoche…